Vale, empecemos.
Antes que nada, hace falta dejar claro que éste es un artículo como cualquier
otro. El contenido no difiere de la de ninguna otra opinión escrita sobre el
fascismo, el nazismo y el nazionalismo
catalanes, ampliamente usados como sinónimos en este tan extendido género
literario, el artículo de opinión anticataluña. Por cierto, “nazionalismo”: un
aplauso al primero que hizo uso de este juego de palabras y su eco para los
millones que lo han y van retomando. Los argumentos tampoco son nuevos.
Entonces, ¿qué es lo que le resalta entre la masa? ¿Por qué este artículo, y no
cualquier otro de los que aparecen cada día en los numerosos periódicos
anti-todo-menos-España, se merece una mención especial del amigo Vastardo?
Es la técnica.
Bueno, tampoco es que sea una maravilla. Recursos muy típicos los hay, quién va
a negarlo, pero entre ellos se esconden elipsis nominales y el uso de los
mismos género y número para, entre un mar de exigencias e indignadas proclamaciones,
guiar al lector de una riba a otra sin que se dé cuenta. Bravo, A. Robles. Si
sigo bien tu sintaxis, no aportas argumentos para “señalar con el dedo acusador
a los nacionalistas”. Si no la sigo bien, un párrafo pierde todo su sentido.
Pero no nos
adelantemos, que esto no llega hasta después de la introducción; si queremos
analizar esto frase por frase, hay que empezar por el principio.
CATALUÑA DEBE SER INTERVENIDA MILITARMENTE
A. Robles.- Los nacionalistas han depredado los
recursos públicos hasta el punto de pedir un rescate del 5000 millones de euros
al mismo Estado al que tanto aborrecen.
Como su nombre
indica, el artículo de opinión anticaluña no se dirige en contra de ningún tipo
de nacionalismo, sino contra todo lo que tenga que ver con la comunidad
autónoma de Cataluña (siempre con eñe, pues la lengua es lo primero que
abolir). El nacionalismo no es más que la excusa para cagarse en todo. Esta
característica debe poder ser observada siempre des del principio. Bien,
Robles. También es necesario nombrar intencionadamente al todo por el apelativo
de la parte. ¿Quién ha pedido un rescate del 5000 millones de euros? Los
nacionalistas, claro; y no hace falta decir los nacionalistas catalanes, no: como más gente en el
saco, mejor. Muy bien, Robles. A parte de la falta. Pero bueno, nadie es
perfecto, suerte que lo aseguras. Hasta aquí, un texto de lo más común.
[Los nacionalistas] Han empobrecido a mayores y jóvenes.
La ironía siempre es
buena. Esto de empobrecer a los habitantes sólo pasa en Cataluña.
[Los nacionalistas] Han dilapidado
centenares de millones de euros en subvenciones a inmigrantes de toda laya y
condición.
¿Sabes qué? Mejor
vamos al grano y comentamos sólo lo importante, si queremos que esto se
publique hoy.
[Los nacionalistas] Han dinamitado
las relaciones con el resto de la nación. [Los nacionalistas] Han reinstaurado
la cultura del ‘tupper’ en hospitales, centros de trabajo y hasta en los
colegios. [Los nacionalistas] Han traicionado el artículo segundo de la
Constitución.
Constitución basada
en la dictadura que surgió como consecuencia de una traición a la constitución
realmente democrática, la que fue exigida por el pueblo.
[Los nacionalistas] Han corrompido
todo lo que tuviera un valor emocional o económicamente canjeable.
Otra vez, “todo” en
el mismo saco. Nada escapa. Han corrompido hasta el pantumaca.
[Los nacionalistas] Han quemado los
recursos naturales.
El sujeto de esta
frase aún es “los nacionalistas”. “Los nacionalistas han quemado los recursos
naturales. No recuerdo a mi abuela provocando ningún incendio.
[Los nacionalistas] Han islamizado
una parte de Cataluña. [Los nacionalistas] Han despertado en nosotros la
sospecha de que, con la intervención económica de ciertas fundaciones del
Golfo, particularmente Qatar, ya es posible comprar terrenos en Catañuña para
construir mezquitas.
Un gran elemento; el
más importante, quizás. La islamofobia. El Islam es la gran excusa. Lo mezcles
con lo que lo mezcles, pasará a ser algo malo e indeseable. Los nacionalistas
han islamizado Cataluña. Sin duda, yo estaba echando una siesta cuando pasó
esto. Y aquí llega el Barça (sutilmente, sí, pero está). Hoy, en España, para
criticar la ideología de alguien, se tienen que tener en cuenta los tres
aspectos de “ideología”: patria, lengua y fútbol. Todo en uno.
[Los nacionalistas] Han polarizado
ideológicamente a los catalanes. Han propagado el odio a España entre los más
jóvenes.
Lógicamente, se ha
trasmitido el nacionalismo de unos a otros, pero lee bien esta frase, Robles:
muchos más independentistas genera el “puta Cataluña” que el “puta Espanya”.
[Los nacionalistas] Han dejado sin
futuro a miles de compatriotas nuestros.
La falta de explicaciones
es crucial en el género en cuestión. Si ya partimos del sujeto tan ambiguo de
“Los nacionalistas”, aunque podemos adivinar que se refiere a “tod@s l@s que
están a favor de la independencia política de una zona catalanoparlante”, ahora
nos encontramos con el complemento “a miles de compatriotas nuestros”. No
podemos saber, ni podremos saber nunca, quiénes son estos compatriotas, ni
quién entra en este “nuestros”. El único significado que podemos intuir de esta
afirmación y atorgarle sería “si los independentistas no trabajaran, habría
mucho más empleo disponible para el resto de españoles”.
[Los nacionalistas] Han arruinado a
otras tantas miles de familias.
Ésta no se te ha
escapado sin querer. Miles es masculino, Robles. Pero no por esto eres menos
español a mis ojos, tranquilo, yo no creo en el saco país-lengua-fútbol. Sólo
eres malo escribiendo.
[Los nacionalistas] Han subvencionado
a vagos, subversivos y delincuentes. [Los nacionalistas] Han roto casi
todos los puentes institucionales entre Cataluña y el conjunto de España. [Los
nacionalistas] Han robado a manos llenas y han culpado a otros de sus desmanes.
A éste no hay quien
le pare.
[Los nacionalistas] Han acabado con
la paciencia de muchos y con la libertad de aun muchos más.
Uf. Por fin
cambiamos de sujeto.
Definitivamente, el nacionalismo catalán ha
perdido ya cualquier derecho a cualquier miramiento.
Por todos estos
argumentos que os he dado.
El nacionalismo catalán es un lastre para la
convivencia y para la economía nacional. Por consiguiente, no se nos ocurre
otra cosa que Cataluña sea intervenida militarmente, derogadas sus normas
autonómicas y clausuradas sus instituciones regionales.
¡Aquí, aquí! ¿Los
nacionalistas se portan mal? Se interviene Cataluña. No tenemos ningún
referéndum oficial que demuestre la mayoría del independentismo en Cataluña,
pero ¿qué más da? Esos molestan, y los otros, que se jodan. ¡Eh! Que mi tía
vive en Cincinnati, y también es independendista. Pues a Cincinnati por las
armas, coño. Que el objetivo son los nacionalistas, no Cataluña. …¿no?
Hay margen para ello en la mismísima Constitución,
concretamente en su artículo 155: “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las
obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma
que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo
requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser
atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las
medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas
obligaciones o para la protección del mencionado interés general”. No se me
ocurre situación más grave que la de ahora para dicha intervención.
Otra vez a basarnos
en una constitución creada para permitir la transición de una dictadura a una democracia
bipartidista de pandereta. Ambigua como la del 76.
Hoy, desde Cataluña, la subversión y la violencia de los
soberanistas contra quienes se sienten españoles son atizadas por los
nacionalistas, que no contentos con las amplias y generosas prerrogativas
autonómicas que han disfrutado todos estos años, buscan ya la colisión frontal
con el resto de España. Son ellos
Parón. Esto es
importante. ¿A quién se refiere este “ellos”? Hay tres posibles antecedentes:
los soberanistas, quienes se sienten españoles y los nacionalistas
(catalanistas independentistas, se sobreentiende). Empecemos con el segundo,
sustituyéndolo en las siguientes frases.
Son quienes se sienten españoles quienes fomentan el
boicot a los símbolos nacionales. Vale,
fuera. Otro.
Son los nacionalistas quienes fomentan el boicot a los
símbolos nacionales –hasta aquí bien–; ellos quienes
responden con sectarismo violento a las voces que claman estérilmente
por una Cataluña para todos; ellos quienes utilizan a los Mossos contra la
exigencia de pan y libertad. Vale,
tampoco. Es más, en las últimas huelgas en Cataluña muchos miembros de
organicaciones juveniles independentistas han sufrido la violencia policial de
la forma más directa.
El sujeto es, por lo
tanto, “los soberanistas” (de Cataluña).
Son ellos quienes fomentan el boicot a los símbolos
nacionales; ellos quienes responden con sectarismo violento a las voces
que claman estérilmente por una Cataluña para todos; ellos quienes
utilizan a los Mossos contra la exigencia de pan y libertad; ellos quienes,
para proteger sus privilegios y difuminar sus responsabilidades en el proceso
de gansterización que sufre la vida política y social catalanas, pretenden
ahora emporcar y culpar a otros de sus propios desmanes.
Vale, bien, una
buena denuncia a la clase política catalana. Me gusta. Pero entonces, ¿qué
cojones tiene que ver lo siguiente?
España entera debe señalar con el dedo acusador a los
nacionalistas, denunciar sus turbios propósitos y hacerlos fracasar.
Y así, usando la
ambigüedad a lo largo de todo un párrafo, podemos cambiar de malo y denunciar a
la víctima del villano anterior. Gracias por la lección, Robles.
Para ello no se me ocurre idea mejor ni más efectiva que
la derogación ‘estricto sensu’ del marco autonómico de Cataluña. Es la única
forma de salvar esta Cataluña que ahora se intenta destrozar separándola de
España y arrojándola a los brazos del enemigo, para que unos pocos
sobrevivan económicamente a costa del empobrecimiento de todos los demás.
Aquí podría
redactarte una buena respuesta, pero me falta saber quiénes son unos pocos y
quiénes los demás.
Por lo demás, todo mi respeto y mi comprensión a la
Cataluña que sin perder el apego a su pasado, a su tradición cultural y a sus
señas identitarias, quiere vivir en estrecho y fraternal consorcio con la
patria que a todos nos alumbra.
Sí, claro. “Os
respeto” con una intervención militar en vuestra ciudad. Sí, ya, ya sé que váis
a sufrir mucho y tal, y que no habéis hecho nada y tal, pero es que los otros
molestan. ¿Que en tu pueblo son minoría? Bueno, lo siento, eso no es culpa mía.
Andando pa’
Cincinnati.
Gran Articulo, te recomindo los comentarios que se publican en esa noticia de AD i te invito a vistitar mi blog de blogger
ResponderEliminarMuchas gracias, buenas entradas tienes. He hecho lo que he podido con los comentarios... nunca se terminan. Para acabar creyendo que esos "periodistas" lo hacen sólo por el morbo.
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